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domingo, 7 de junio de 2009

LA HISTORIA DE MI VIDA.




Primero, está ambientada en Santiago en el año 1958.
Todo empezó cuando mi hermano menor, que tenía 12 años, sufrió un accidente en su pierna derecha. Su herida era tan profunda, que tuvieron que dejarlo hospitalizado en el hospital José Joaquín Aguirre.
Todos sus amigos del barrio lo visitaban, especialmente unos mellizos. Uno de ellos me miraba con mucha insistencia: se llamaba Manuel Jesús Martínez Mira. Era mayor que yo por un año. Iba todos los días a la casa, me ayudaba a encerar el piso de madera, me acompañaba a comprar, me traía las bolsas de la feria: se hizo indispensable. Empezamos a pololear a escondidas.
Cuando egresó de humanidades, tuvo que presentarse al Regimiento Buin N° 1 para cumplir con su servicio militar: Esto provocó en mí sobresaltos, pues yo me encontraba embarazada de tres meses y mi familia no sabía nada. Para esperar a mi hijo con algo, empecé a tejerle a escondidas, pero mi madre lo encontró…estaba furiosa. Quería que abortara…yo le dije: -si insiste en el aborto, prefiero suicidarme.
Mi padrastro, un hombre de buen corazón me dijo: - ¿Tú estás enamorada de Manuel?
-Sí, por eso quiero tener su hijo.
- Bueno, no hay más que hablar del asunto, vieja. Deja que se casen, si ellos así lo quieren.
Así fue que esperamos que saliera mi pololo del Regimiento y organizamos todo para la ceremonia. Eso sí, tuvimos que esperar a mi suegro, que reparara unos puentes, porque en el sur se habían producido varios terremotos y él era jefe de vía y obra del Ferrocarril. Hasta que llegó: nos casamos por el registro civil, el 22 de agosto, en forma sencilla y rápida, porque mi suegro tenía que volver a su trabajo. Antes de partir nos dejó la fecha, 17 de septiembre de 1960, para el casamiento por la iglesia. Fue una celebración muy prolongada, pues duró hasta el 21…nunca pensé que la familia de mi marido nos agasajaría tanto, mas así fue. Tres meses después, el 18 de diciembre de 1960 nació nuestro hijo mayor. Era un hermoso bebé; con su presencia, llenó de felicidad a toda la familia y unió a ambas abuelitas: Laura y Juana. Ellas eran muy expresivas y apasionadas en demostrarle amor a su nieto. Ambas procuraban llevarse la cuna para tener al nieto: era un cuento de nunca acabar.
Pero la vida no era tan bella y tan justa como yo pensaba: Mientras yo estaba esperando a nuestro segundo bebé, mi esposo había embarazado también a una compañera de trabajo. En ese mismo año yo tuve a nuestro hijo llamado Manuel, el 4 de junio de 1962 y cinco meses después, en noviembre, nació su otra hija.Todo esto, provocó una gran desilusión en mí. A pesar de todo lo amaba igual: llegué a sugerirle que me quería hacer cargo de su hija; pera ella, su amante, se opuso. Todo esto llegó a oídos del empleador que tenía y…lo despidieron.
Pasé muchas necesidades. Para darles de comer, les pedía ayuda a mis hermanos…luego, nuevamente quedé embarazada…y perdí a mi bebé al sufrir una caída en la escalera. Falleció en mi vientre: tenía 3 meses, y me sometieron, en la posta central, a un aborto para sacarlo.
Cuando salí de la posta estaba muy enojada con mi marido, porque él no hacía ningún empeño en buscar trabajo. Decidí irme a la casa de mi madre, porque me aquejaba una severa depresión.
Manuel, mi marido, encontró, por fin, trabajo en una fábrica de artículos eléctricos: allí conoció a otra mujer, muy vivaracha, que le absorbía casi todo el sueldo… a mí me daba migajas: igual quedé embarazada de mi hijita Sandra, que nació en el mes de marzo de 1963.
Él se fue a vivir con su amante. Yo quedé mal, enferma de tuberculosis. Tuve que hospitalizarme: el mundo se me vino encima, cuando tuve que separar a mis hijos en distintos lugares. Igual le hice una demanda de alimento. En el juzgado le saqué el 50% de lo que ganaba. Solamente me dio la mesada por 3 meses. Se retiró de la empresa y se fue a trabajar a la Vega Central de cargador…y ahí echó a perder lo que le quedaba de vida. Se puso vicioso, alcohólico. Tomaba todos los días.
Yo puse mucho de mi parte para mejorarme. Salí a luchar por la vida de mis hijos. Me vine a Antofagasta.
Gracias a Dios, salí adelante. Los eduqué. Los crié…y con mis pocos ingresos, postulé a una casita, que nos alberga a todos. Todos hicieron su vida.
… pero mi hijo mayor, dejó un vacío en mi corazón: falleció en un accidente carretero, el día 6 de febrero del 2008 en “la tristemente famosa Avenida Salvador Allende” y con ese sentimiento de dolor, quiero terminar diciéndoles que…esta es la historia de mi vida.

Autora: Graciela.

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