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domingo, 7 de junio de 2009

EL ÚLTIMO ADIÓS.




Aquí relato el primer dolor más grande de mi vida. Un 23 de marzo del 2007: Daniela decide dejar este mundo.
Era una joven Universitaria. Tenía 18 años: alegre, cariñosa, espontánea, de cabello largo, negro y ondulado, de una sonrisa muy especial; imposible de explicar. Quienes la conocieron se quedaron con el recuerdo de aquella sonrisa.
Era aproximadamente las 13:15 más o menos. Yo estaba preparando a mi nieto para su siesta, cuando suena el teléfono, contesto: sólo escucho llantos, gritos y una voz angustiada y entrecortada, diciendo… Daniela se murió; pregunto ¿¿qué pasa?? ¿¿Qué pasa??... aló .Se corta la llamada. Una de mis hijas, me dice: - mami no sé qué pasa, pero debemos viajar a Calama; voy a llamar a mi papá y a mis otros hermanos. En media hora todos estaban en casa preparados para viajar. Mi esposo dijo: -Cálmate vieja, que ya nos vamos, pero tómate un tranquilizante.
Ese viaje fue interminable para mí. Pensé que jamás llegaría; por fin llegamos a casa de los consuegros; le pregunté: - ¿es verdad que mi negra se murió? -¿qué pasó?
Él me contestó: -No sé nada; recién Salí del hospital. Todos están donde Jessica. Aquí estoy solo. No sé qué pensar ni qué hacer. No puedo caminar, estoy desesperado, porque no sé qué pasó, con la negra; por favor, dígale a Agustín que me llame.
Nos dirigimos a la casa de mi hija. Entramos y vi muchas personas. Miraba y miraba, como buscando a mi negrita. Llegué al living y todo estaba preparado para el velatorio. Me dio mucha pena y me puse a llorar, desesperadamente a gritos, y se me acerca la otra abuelita de Daniela a consolarme. Nos abrazamos. Le decía: - dígame que no es verdad, que la negra no se murió! Sí, señora gloria, se nos fue, se nos fue nuestra negrita.
El dolor que sentía fue insoportable. No pude controlarme. Volvieron a darme tranquilizante. Pregunte: - ¿Jessica y Félix, dónde están? Me respondieron: - Andan haciendo los trámites en la funeraria. Pasado un rato llegó mi hija con su esposo.
Jessica me abraza y me dice: -Mamita, por favor, tranquilidad. Ya la Daniela se nos fue y lo decidió así; aunque nos dejó con este vacío y este gran dolor; debemos ser fuertes y aceptar su decisión. Yo sufro tanto como usted, pero debemos ser fuertes y apoyar a mis otros 2 hijos, que están deshechos, al igual que el Félix. Ninguno esperábamos este desenlace.
Después de varias horas nos fuimos al instituto médico legal, donde se encontraba el cuerpo de Daniela.

Jessica me dice: .Mamá pídale a la Daniela que le dé la tranquilidad y la fortaleza que me transmitió a mí, cuando la encontramos. El Félix y yo gritábamos y llorábamos, abrazados a ella. Mientras la besaba y le hacía cariño, sentí un frio por todo el cuerpo, y ella, me transmitió una serenidad que no le puedo explicar. En ese momento recordé lo que siempre me decía Jessica:
-Tú eres el pilar de esta casa, si tú estás triste, todos estamos triste y si estás contenta; todos andamos contentos.
Yo hija, no puedo resignarme. Era mi regalona. Deja que llore su partida.
-Mamá, no quiero que se vaya a enfermar. Cuidado con su presión; se acerca mi hija Yasna y me dice:
-Mamá, cálmese. Mire cómo está mi hermana, el Félix y también los 2 niños; piense en los que están vivos. Daniela está descansando.
Después de media hora un enfermero pregunta: - ¿quién va a vestirla? familiares que estaban allí querían hacerlo; mi hija dijo:
- Yo voy a vestir a mi hija. Yo la traje al mundo y yo la visto con mi madre y mi hermana, para despedirla de este mundo.
Entramos a una sala pequeña y muy fría. Allí estaba mi nieta: en una bandeja, tapada con una sábana blanca; al empezarla a vestir, yo tomé su ropa interior y dije:
-Aquí está mi negrita. Jamás pensé que yo iba a vestirla. Siempre pensé en irme yo primero. La abracé, diciéndole:
-¿por qué ,mi niña?, ¿por qué lo hiciste, mi negrita?.No sabes cuánto nos has hecho sufrir. Tomé su calzón. Se lo puse y dije: - en vida eras tan recatada con tu cuerpo. Le tapé sus senos, para que no la vieran más pilucha, pensando que si estuviera viva le daría mucha vergüenza. Mis 2 hijas siguieron vistiéndola.
Llegamos a casa con nuestra Daniela. Se produjo un silencio y una tristeza tan grande, y llantos de sus amigos. Le pregunto a Jessica.- ¿Hija cómo estás? Ella me responde: -bien, mamá, ¿y usted? Yo le respondo… más o menos.
-Mamá por favor rece un Rosario
-No hija no voy a poder, porque me voy a poner a llorar.
-Mami, aquí nadie sabe rezar el Rosario
- Bueno voy a tratar. Empecé a rezar. Lo hice con una tranquilidad y serenidad increíble. Creo, que mi negra me dio esa fortaleza.
Al otro día fue su funeral. Fueron muchas personas con un recogimiento y con un emotivo adiós. Al concluir la ceremonia no hubo gritos, llantos ni desmayos. Mi prima empezó a rezar: fue tan hermoso, que todos la acompañaron en los rezos.

Hoy han pasado… 2 años y 2 meses. Aún tu recuerdo está entre todos los que te queremos. Porque naciste en una fecha inolvidable: el 10 de mayo (Día de la Madre) y te fuiste en una fecha importante, el 23 de marzo (Aniversario de tu ciudad Natal: Calama).
Este escrito, que fui interrumpiéndolo para sorber mis lágrimas es mi ofrenda para ti, mi niña.
Negrita, te fuiste de esta vida… no estás presente entre nosotros, pero vivirás por siempre en mi corazón, hasta el último momento de mi vida
Tu abuela, que siempre te recuerda.

AUTORA: GLORIA

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